jueves, 26 de abril de 2007

Todo lo pasajero

Despistado y distraído. Esos eran los dos adjetivos que más se encajaban a su estado aunque no lo definieran ni por asomo, porque era algo más allá que eso.

Venia caminando por una vereda, angosta pero definida, creada por un millar de pasos de ganado aunque eso a él ya le era natural y no se paraba a sopesar el hecho de que estuviese allí, cuanto tiempo llevaba o lo curioso que resultaba que los animales utilizasen siempre la misma ruta puesto que a el le gustaba pasar por donde fuese y descubrir nuevas "aventuras".

Absorto en si mismo, aunque sin pensar en nada particular, no se percataba de que las luces del crepúsculo coronaban al sol rojizo que reverenciaba cediendo su reinado a la altiva luna.

Las últimas aves retornaban a sus nidos, los pequeños roedores recogían las ganancias del día en sus madrigueras y algún que otro animalejo despistadillo descubría que no estaba tan seguro como creía y salía a la carrera. Esto fue lo que saco a nuestro hombrecillo encorvado de su letargia de pensamiento.

Miro hacia la noche recién hecha y sorprendido se enderezo, creciéndose, sacando pecho. Como si la noche le diera la confianza que le faltaba para mostrarse tal y como era.

No recordaba exactamente como había llegado hasta allí, pero allí se encontraba. En un valle a media altura entre el valle del rió y la cima de la colina que lo acompañaba, cruzado por el manantial que en ella nacía y que hundía un poco el valle. El ruido de este manantial de cristalina agua acompañaba, mas de lo que dicen que acompaña la tele, o eso es lo que el pensaba.

La brisa soplaba ligera pero continua meciendo la hierba, hierba de verdad no como el césped que siempre creyó tan tan artificial que no se acostumbraba. También le mecía a el al mismo ritmo si cerraba los ojos y se dejaba llevar. Lentamente se movían las pocas nubes que había que se veían blancas con la luz de la luna y se adivinaban no tormentosas y esponjosas. Todo como le gustaba.

Se tumbo en la hierba yaciendo inerte con una calma que le rodeaba grandiosa salvo por el descenso lunar, el peregrinaje nebular y la brisa. La luna nunca había sido tan grande, ni él tampoco. Se podía decir que podía morir de paz en ese mismo instante.

Levanto una mano para ver como se apreciaba en esa circunstancia pero con temor e incertidumbre como si lo que fuese a ver fuese nuevo. Y esta mano áspera y gastada por el uso y contradictoriamente sana y fina, como siempre le habían dicho tenia las manos de señorito, tal vez era cierto.

Más allá de su mano estaba la silueta de lo que le rodeaba, colinas, valles, quebradas, lomas, todas las que le vieron crecer; curvas de las que estaba enamorado y siempre había querido para una mujer a la que querer de por vida, con pelo azabache como noche cerrada, ojos verdes como la hierba sobre la que permanecía y tez clara como luz de luna. Un suspiro.

La luna ya se ocultaba también pues era día de vacaciones para los astros cercanos por lo visto. Ya sólo quedaba el firmamento, firmamento firmado con su nombre como le gustaba creer aunque hay que tener mucha imaginacion para ver las constelaciones de las osas como eses y a casiopea como una M, aunque a el le sobraba imaginación.

Cerrar los ojos solo un momento, o una eternidad, depende. y las estrellas formaban su circulo como cuando te aceleran una grabación de ellas y todo sigue como si nada.

La vida sigue. Se levanta y sigue caminando, ha sido una buena caminata, es feliz.

El punto donde estuvo tumbado mantiene su forma y parece que mira al intruso con inquietud, preguntándose por él, mirándolo. Su figura se aleja y se vuelve turbia. ahí va uno más, uno más pero distinto.

2 comentarios:

bydiox dijo...

Coño, cómo ha cambiado tu blog xD

:P


P.D: sábado, 23 de junio....

bydiox dijo...

Espero que tu malhumor / depresión ya no sea tanto.

:)

Un abrazo... desde el otro lado